La puedes encontrar en infinidad de páginas de recetas, en muchos idiomas y en otras tantas culturas.
Puedes pensar en una emulsión y osmotización de leche con cereal y cítricos. En el que hace cualquier Estrella Michelín y pienses que es el mejor sabor del mundo. Incluso te puede servir el que encuentras en el súper.
Pero al final, la receta del arroz con leche es siempre la misma. La misma base realizada de la misma manera. Podrás añadirle más azúcar, menos canela de esa que tienes en el jardín cultivándola expresamente para esta receta, leche ecológica o desnatada de «la barata».
Al final, el sabor del arroz con leche que hace tu madre sigue siendo el mejor. Como la mayoría de las cosas que las madres han hecho antes que nosotros.
Aquí os dejo una receta más. De las ricas.
NECESITAMOS.
1 litro de leche y 500 ml más de refuerzo.
1 cascara de medio limón
2 ramas de canela
100 gr de azúcar
200 gr de arroz redondo
25 gr de mantequilla
Canela en polvo para espolvorear.
ASÍ LO HACEMOS
Se calienta la leche con las ramas de canela, la cáscara de un limón y el azúcar. Este último lo echaremos poco a poco mientras removemos para que se mezcle bien con la leche.
En un cazo aparte calentamos leche para añadir al final y que no nos quede seco, ya que el arroz sigue absorbiendo leche hasta bastante después de enfriarse.
Lavamos el arroz debajo del grifo y dejamos escurrir.
Cuando empiece a hervir la leche echamos el arroz lavado y removemos. Removeremos cada cinco minutos mas o menos para evitar que se pegue, sobre todo al principio. Cocemos el arroz a fuego medio/bajo. Cuando veamos que el arroz está hecho, mas o menos 40-45 min agregamos el cazo de leche que teníamos aparte. Dejamos dos o tres minutos más al fuego y retiramos. Le quitamos las ramas de canela y la cáscara de limón. Le añadimos la mantequilla en dañinos y removemos hasta que se disuelva.Dejamos reposar un rato, quince minutos, lo echamos en cuencos, platos o una fuente y espolvoreamos con canela al gusto de cada uno.
Se puede servir caliente, temperatura ambiente o frío de la nevera.
No llega al sabor que consiguen nuestras madres o abuelas. Pero está para repetir.
Saludos mis comilones.