…QUE ME LOS COMO…!!

Es cierto que a los amigos hay que cuidarlos, mirarlos e incluso abusar de piropos y adulaciones. Pero también es cierto que el hecho y la suerte de tener verdaderos amigos te puede llevar a una dejadez en tus deberes por mantener esa amistad. No me entendáis mal, no quiero decir que se apague la llama (que muchas veces pasa, sobre todo si la amistad no está cocinada a fuego lento) sino que la costumbre de tenerlos ahí siempre (aunque pasen por casa una vez al año para estar cinco minutos) hace que de vez en cuando te ‘despistes’ a la hora de aportar ese gramo de ‘amor’ que toda amistad necesita. Aún así, ni la llama se apaga ni nos deja de apetecer compartir momentos con ellos.

Momentos que muchas veces nos sacan de algún que otro agujero en el que nos metemos. Nos hacen ver la luz al final del túnel o simplemente nos alegran el día. Nos levantan el ánimo y nos dan fuerzas para seguir. 

Momentos en los que te das cuenta del porqué de esa amistad. Porque simplemente te sientes bien cuando estas con ellos.

Uno de esos momentos es una cena en La trastienda del cuatro. La percepción de la velada fue excepcionalmente buena. Pero como ya os digo, la compañía te condiciona bastante. Aún así lo añado a este Post, porque es un sitio muy recomendable. Eso sí, los acompañantes os lo buscáis vosotros.

Cuando entras en un lugar en el que la decoración esta tan estudiada te das cuenta que la experiencia no puede ser mala. Aunque siempre hay excepciones no es el caso de La trastienda del cuatro. Una decoración vintage que te transporta a un ‘sabe dios que habrá detrás de esa puerta’. 

Tartar de salmón
Atún rojo y arroz.

Un batiburrillo de cosas, aparentemente sin sentido, desordenadas en perfecta armonía. Y cuando te das cuenta que en la vajilla cada 


pieza es distinta y no desentona nada, es más, queda bien. Te echas las manos a la cabeza pensando en aquella que tienes en casa para las ocasiones especiales por la que pagaste un pastón, cuando podrías solucionar con platos y vasos sueltos de la alacena de tus padres o abuelos.


Arroz de rape y langostinos.

Buena comida, mimada presentación y un sitio muy recomendable para cualquier ocasión. Para los que les gusten los términos monetarios puede salir en unos 25-30 euros persona. 

Arroz negro.


Volveré seguro.

















La Carpaza.

Sitio vistoso y acogedor.

 Otro sitio recomendable aunque no lo podemos comparar con la calidad de La Trastienda del cuatro. Intentan apostar por unos platos presentados decentemente y una atención casi personalizada. Muy cercana.



Crujientes de langostino.

Aunque en el menú nos presenta carnes y pescados, nosotros vamos a seguir en nuestra linea de tapeo y probar un poco de todo. Langostinos, tostas, foie, verduras de temporada a la plancha. Para dos personas perfecto.

Tostas de champiñones y cebolla caramelizada.



Es un lugar confortable y tranquilo. Situado en el barrio de Casablanca, donde la variedad y nivel de las cocinas cercanas hacen de este barrio uno de los preferidos por los vigueses a la hora de la cena.

Virutas de foie y confitura de higo.








Verduritas de temporada a la plancha.
La Carpaza. Calle Cuba.

Saludos mis comilones.





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