DÍMELO AL OÍDO

Me encanta que me cuenten cosas al oído, que me susurren ese secreto, esa confidencia que nadie más puede saber. Hacer de una sala llena de mesas, que a su vez están llenas de personas con orejas y oídos, un lugar íntimo en el que sólo existen el plato y mi confidente (el camarero). Se inclina hacia el plato con elegancia y señalando las distintas partes (sin acercase demasiado a la comida) y me va susurrando los elementos que lo conforman. Estamos él y yo solos rodeados de gente.


Me parece interesantísimo llegar a tener esa percepción, que te están sirviendo a ti, exclusivamente, que no hay nadie más que importe sobre la faz de la tierra. Que el resto de los comensales sean simple atrezzo de un espectáculo gastronómico, o más bien, de un espectáculo «expliconómico».




Esto lo he vivido en A Xanela Gastronómica,  C/Real, 62 en Ponteareas (tlf 886 21 69 97). Lugar acogedor, con buen gusto y un aire desenfadado. Con una cocina tradicional dándole, quizá, una vuelta de tuerca. Introduciendo técnicas e ingredientes nuevos en platos, a priori, tradicionales.


Creo que Ángel (Gelo) y Víctor (responsables de esta maravilla) han sabido llevar en la misma linea su cocina y esa intimidad con el cliente. Sin duda un punto fuerte del restaurante. Y siguiendo esta linea, yo creo, que darán mucho que hablar en el mundo gastronómico, aunque el restaurante lleve abierto menos de un año. Prueba de ello, el premio recibido el dos de junio como ganadores al mejor postre con castaña en el Sexto concurso Cociña con Castaña de Galicia IXP de Cambre, con su «Bizcocho fluido de castaña con crema aérea de licor de orujo, chocolate blanco y violetas». Disponible también el la carta de A Xanela Gastronómica.

Crujiente de langostino en su salsa.



Croquetas de ibérico y alioli.

La sorpresa quizá no esté en la carta ya que no se complican poniendo todos y cada unos de los componentes de los platos. Dejan esa sorpresa para la mesa y la explicación del camarero, siempre acertada.

Huevo de corral a 63º, migas y chorizo gallego ahumado.






















Empezamos con unos entrantes de la casa y después croquetas ibéricas con alioli y un entrante al que le tenía ganas hace tiempo, huevo a baja temperatura (63º) con migas tostadas de pan y chorizo gallego ahumado. He de decir que primero hay que probar el huevo, porque como tomes el chorizo (riquísimo) primero después al huevo no se le aprecia sabor. Muy rico, textura diferente. Algo nuevo para probar.

Rape, algas y guiso de fabas de Lourenzá.









En los platos principales nos hemos lanzado a por el pescado. Después de nuestras aventuras por Roma ya nos apetecía algo de dieta atlántica.


Rape, algas y guiso de fabas de Lourenzá. Una presentación magnifica. Los sabores de conjuntaban fantásticamente. Eso si, una parte del rape estaba salada, nos explicaron que sería debido al uso de sal en escamas y la posible concentración de la misma en alguna zona. Yo humildemente, sigo haciéndole caso al gran Pepe Solla y salo el pescado en mi casa dejándolo un par de minutos en agua con sal. Para evitar sorpresas.
Las algas, ramallos de mar, nos explican que tienen un gusto a percebe. Pues si, un sabor a agua de mar muy curioso. 

Merluza del «pincho» de Burela.
















El otro plato, Merluza del «pincho» de Burela, textura espectacular servida sobre una ajada de patata y fabas riquísima también. Un poco más intenso el sabor de la ajada que el de la merluza, ya que es un pescado muy suave, pero no hay duda de que el producto es de primera y la cocción en su punto.


Aquí tenemos a Gelo en plena faena de postres.
Antepostre de fruta de la pasión.

Los postres, el punto fuerte de A Xanela Gastronómica. Empezamos con un antepostre de fruta de la pasión en conos de chocolate y nubes. Las nubes podríamos compararlas a unas «chuches» pero mucho más suaves y esponjosas. Con un emplatado muy original y muy ricos.

Ganache de chocolate blanco, te matcha y crema helada de lima y apio.



Con el postre no nos decidíamos y optamos por el que más nos llamó la atención de la carta, aunque pienso volver y comérmelos todos. Ganache de chocolate blanco, te matcha y crema helada de lima y apio.
Una elección perfecta, magnífica, espectacular. El ganache cubierto por el té matcha y con unos trocitos de frambuesa crujientes que le aportan un toque ácido. Será por eso que el chocolate no se hace muy dulce. Incorporando después la crema helada de lima y apio hacen un conjunto fantástico, siguiendo todos los ingredientes la misma linea de sabor pero con distintas texturas. Un postre fresco, nada pesado ni empalagoso que roza la perfección en todos los aspectos. 


En resumen, un sitio recomendable al doscientos por cien y al que volveremos si o si muy pronto, porque nos quedamos con ganas de probar todos y cada uno de esos postres de escándalo.




Un saludo mis comilones.


La terraza.



La entrada.

























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