Este ha sido un verano en el que escapar de Galicia podría suponer una locura, sobre todo si en Vigo rozamos los cuarenta grados.
Pues allá vamos, carretera y manta camino de Denia y nuestro afán de disfrutar del camino como del propio destino.
Demasiado calor como para poder disfrutar de todo lo que ofrece Toledo, pero lo suficiente para querer volver en primavera y hacer un recorrido culinario más amplio de la capital gastronomica de 2016.
Echando un vistazo por la red de redes nos decidimos por Alfileritos 24, situado en el casco historico de Toledo en la calle del mismo nombre.
No pudo ser más acertada la decisión. Un un restaurante en la primera y segunda planta y una taberna en la planta baja.
Con una decoración rústica y muy acogedora. Cocina a la vista y un comedor con techo abovedado típico de la zona.
Nos quedamos en la taberna, pero para la siguiente visita queda pendiente la zona de arriba, que promete una carta llena de cosas interesantes.
Sentados en una barra de columna, sobre taburetes y con la idea de tomar un picoteo ligero (con tanto calor es normal no tener demasiado apetito) terminamos tapeando de forma prodigiosa y con ganas de más, no por hambre sino por lo excepcional de la comida.


Se podría decir que estamos ante unas tostas perfectas, en sabor, tamaño, grosor y tostado del pan. Increíbles.

Una visita corta a Toledo, que nos invita a volver varios días, a disfrutar con más calma y menos sofoco de esta maravilla de ciudad y de gastronomía.
Un saludo mis comilones.