FORMANDO SOÑADORES








Sin importar la fecha, ayer en la calle que cruza la avenida, justo en la esquina del Banco Hispano Americano me encontré conmigo mismo. Pero era un yo distinto, sin luz en la mirada, con el semblante demasiado serio, diría que más serio de lo habitual en mí.  Parecía como si fuese un yo mismo triste, sin ilusiones ni esperanzas.
-«Te invito a un café»- le dije a mi yo mismo. Hablamos durante horas. De lo humano y lo divino. De cocina y lo bueno que es estar formado en lo que de verdad te apasiona.
Aquel yo mismo era un yo del pasado, o del presente pero con otro pasado. Hizo las cosas que yo no hice y venció los miedos que a mi me vencieron.
Era un yo mismo que se había formado y había triunfado en las cocinas de medio mundo. No podía entender como con aquella formación y aquel éxito podía tener esa expresión tan triste.
-He perdido algo muy importante -«me dice mi otro yo»- Algo que me animaba cada mañana a levantarme con energía, algo que, cuando las cosas se torcían, hacía que me esforzase todavía más, algo que no dejaba que cayese en el conformismo y la desidia. He perdido la ilusión de un sueño, de mi sueño. Lo he conseguido todo y ahora ya no sé hacia donde ir. He perdido las ganas por seguir mejorando y no me iré de tu lado hasta que descubra como recuperar la ilusión».
Y como si ya lo tuviese preparado le dije casi sin pensar -«Si ya no tienes ilusión por aprender puedes enseñar lo que sabes a los demás». De repente desapareció.

La ilusión es el motor de los sueños, es el combustible los soñadores, de los que se esfuerzan por conseguir sus propósitos, los que sueñan despiertos con los pies en la tierra.

Quizá aquel yo mismo no tenía destinado para él las estrellas Michelín, quizá se haya ido porque le he devuelto la ilusión con otro objetivo pero manteniendo viva la pasión por los fogones. Quizá me lo encuentre, dentro de veinte años, con la misma incertidumbre y para entonces lo que le devuelva a la vida sea escribir sobre las cocinas de los demás.  Será en ese momento, cuando me encuentre conmigo mismo y los dos nos hayamos sentido realizados.


Pero estos soñadores necesitan un mecanismo a donde poder aferrar su ilusión. Una herramienta que les va dando forma a sus sueños. Su formación profesional.




Gracias al programa Formados e Profesionais de la Xunta de Galicia hemos tenido la suerte de visitar el CIFP Manuel Antonio de Vigo y sus áreas formativas de hostelería y turismo. Un recorrido por el centro excelentemente guiado por los propios alumnos nos ayudó a acercarnos al día a día de una formación profesional de calidad.




Ubicado en el Meixoeiro, en un grupo de edificaciones que se construyeron para albergar la Universidad Laboral hace ya cuarenta años. Una edificación central, que alberga el salón de actos y varias rodeándolo donde se desarrollan las clases, biblioteca y zonas de profesorado y oficinas. 

Una gran cúpula de cristal da luz a la biblioteca, lugar de recogimiento, cultura e ideal para poner en orden las ideas que generan los sueños. 

Es precisamente en el salón de actos donde, a modo de presentación del evento, conocemos de mano de antiguos alumnos la alta calidad formativa del centro. 





Verónica Martinez Quesado, Jéssica Rodríguez, Álvarez, Carolina Álvarez Teixeira, Pelayo Cisneros de Miguel, Ana Sonia Emidio Martínez y Alesander Montenegro Lomba nos contaron como se desenvolvieron en la vida laboral gracias a los conocimientos aquí adquiridos. Si bien es cierto que poco se puede parecer lo que aprendes en las aulas a lo que te encuentras en los centros de trabajo (y no es cosa de este sector en particular) el gran nivel que ofrece este centro es de gran ayuda para que este «shock» sea el menor posible. Este es un punto a favor de la formación profesional con respecto a otras titulaciones académicas, el nivel de aprendizaje práctico es intensivo, lo que favorece la rapidez de adaptación al mundo laboral.


También hablaron Rubén Otero, director del centro y Jose Manuel García, encargado de comunicación del programa «Formados e Profesionais». 

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Además charlamos con Luis Blanco, mejor barista de España en 2015 y Copropietario de The CoffeeLand en Vigo. 
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Y con Adrián, que también recibió su formación en el CIFP Manuel Antonio de Vigo y ahora es un Sushiman en el mejor restaurante japonés de Vigo (yo diría que del mundo mundial pero no lo digo), Purosushi de Andrés Médici.



También disfrutamos de una masterclass de elaboración de bombones y atemperado de chocolate. 





Visitamos las clases de turismo y gestión de eventos.


Y las instalaciones de hostelería, cocina y restaurante donde dimos por finalizada nuestra visita y pudimos dar fe del excelente trabajo que desarrollan en el CIFP Manuel Antonio de Vigo.

Y para terminar, pasamos examen a los alumnos de cocina y servicios de restauración. Pasamos examen y aprobamos con un sobresaliente todos y cada uno de los platos y también todos y cada uno de los chicos y chicas encargados de servirlos y hacernos sentir como en nuestra casa. Puede que mi objetividad no sea la más adecuada, al ver las cocinas me emocioné un poco y al ver a los alumnos se me puso la piel de pollo.
Así que lo mejor es que llaméis al centro para reservar mesa y les califiquéis vosotros mismos. 

Empezamos con un Mosaico de frutos del mar.
Suprema de Lubina con costra de maíz.
Taco de ciervo asado sobre brioche caramelizado

Leche frita.

Y un surtido de tartas y pasteles.

En resumen, queda patente la gran labor formativa que está realizando el CIFP Manuel Antonio de Vigo y el alto nivel de profesionalidad con el que salen los alumnos de este centro. 






Nunca dejéis de soñar mis comilones.







































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