DE TAPAS POR O COUREL







Cuando tienes algo programado es inevitable hacerte una minipelícula mental de cómo podría ser ese evento, encuentro o cualquier cosa que esperas con ilusión. Siempre generas unas expectativas que de una u otra manera condicionan el resultado final. Si las expectativas son muy altas, es difícil que el resultado sea satisfactorio, al menos al cien por cien. Si las expectativas son muy bajas lo más común es que regreses encantado de la vida.

En mi caso, más que expectativas, han sido una serie de imágenes y elementos organizados en mi cabeza de forma que me resultaban satisfactorios: Llegar con tranquilidad, con buen tiempo y disfrutando del paisaje. Encontrar el lugar citado sin dar demasiados rodeos.


Había pensado en que los locales a visitar estuviesen algo alejados unos de los otros para poder conocer la comarca a medida que nos íbamos desplazando. Imaginé unos lugares a cada cual más sorprendente, distinto y auténtico.

Pensé en gente amable, decidida a darlo todo porque te sintieras como en tu propia casa. Gente tranquila, sin prisas ni preocupaciones de horarios o de que el tiempo fuese a empeorar («parece que va a nevar» – me comenta uno, mientras yo quitaba cinco centímetros de nieve del coche).

Ilusionarme con que recién levantado, al abrir la ventana de una casita en un pueblo autóctono, con cientos de años diría yo, me encontrase con una estampa navideña de fondos blancos y copos cayendo lentamente. Después de cerrar la ventana, le diría a Nico que la abriese para descubrir esa imagen tan bucólica y ver su cara de felicidad al descubrir por primera vez la nieve en primera persona.

Es raro pensar en que algo mágico te puede acompañar durante un fin de semana, y más raro si cabe, es que esa fuerza mágica se centre en ofrecerte todo lo que habías pensado con anterioridad. No suelo pensar en estas cosas, pero haberlas «hailas» y todo esto que había imaginado se fue convirtiendo en realidad en su justo momento. No sé qué pensar, pero está claro que algo hizo que nos enamorásemos de este fin de semana en el Caurel. 

Solo con pararte un momento a ver la inmensidad de esas montañas o a escuchar el sonido de ese silencio tan atronador, serías capaz de recordarlo varias semanas. Ese silencio que deja escuchar el sonido que hacen los copos de nieve al acariciar el suelo es algo sobrecogedor, es algo inolvidable y emocionante.

Dejando a un lado lo sobrenatural, nos encontramos con un lugar lleno de riqueza, tesoros naturales tanto gastronómicos (castañas, nueces, setas, truchas, caza…), como arqueológicos (trilobites fascinantes, las propias aldeas centenarias, restos romanos…), geológicos (cuevas, accidentes naturales, lagos subterráneos…) o  botánicos (infinidad de Orquídeas silvestres dentro de las diversas microreservas).

Oficina de turismo de Folgoso ( un museo!)
El Caurel nos ofrece también un amplio abanico en ocio: deportes de riesgo (barranquismo, escalada…), turismo natural (hay varias rutas de senderismo, quads, caballos…) y casas rurales como `A CASIÑA DA DEVESA DA ROGUEIRA` donde te harán sentir como en casa. Y por supuesto el turismo gastronómico.

Este último es el que nos ha traído hasta estas tierras, concretamente la celebración del primer Concurso de Tapas de Castaña del Caurel. Un concurso enmarcado en las diversas actividades que la Alcaldía de Folgoso do Courel ha organizado dentro de la semana de la fiesta de la castaña, que se celebrará el próximo 3 de noviembre y tendrá como pregonero al maravilloso chef Miguel González.

Hemos tenido la oportunidad de vivir esta jornada (José M. García, Conchi Zúñiga y el menda) de la mano de la alcaldesa de Folgoso do Courel, Lola Castro. Una bellísima persona, trabajadora y realmente volcada en mejorar la situación de la comarca. He de comentar un momento en la entrevista que J.M. le hizo para su programa de radio (Comer e Falar en Si radio) en el que comentaba la marcha de gente de la comarca por falta de recursos (digamos trabajo, porque recursos los tienen de sobra) y se le pudo notar (al menos en directo) como le temblaba la voz por una emoción de rabia contenida. En toda la entrevista no pude dejar de mirarle a los ojos y, sinceramente, le brillaban cada vez que hablaba de la gente del Caurel. Esto no es política señores, esto es humanidad y amor.

En esta primera edición participan seis locales de la comarca con unas tapas estupendas, llenas de ilusión y ganas de agradar, sin duda una de las características de la gente de estas tierras.

Como parte del jurado he de decir que no por ser escasos los participantes ha sido fácil la elección. Todas ellas cuentan con un aporte de energía y sentimiento dignos de campeones. Ha sido una elección dura y ahora debes ser tú quién te acerques al Caurel y compruebes en tus propias carnes de lo que te estoy hablando.

Porquiño feliz de Bar Pepe

 Coto de Bar O Pontón

  

Segredos da Cova de a Cova da Moura

Corral de outono de Bar A Costa

Roliños de outono de Bar Pombo

Tosta do Ferreiro de Casa Ferreiro

 Una experiencia única de la que solamente podrás hacerte una idea si la vives de primera mano. Visita O Courel, algo va a cambiar en tí.




Vivid Galicia mis comilones.









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