MIRANDO AL MAR #talasosummer2019

 

Salió a la terraza y estaba allí, apoyada en la barandilla, mirando a la inmensidad del océano. La brisa le movía con gracia el pelo y de vez en cuando alzaba el rostro para dejarse acariciar sutilmente por aquel aire con olor a salitre.

Él dudó durante un segundo si acercarse o quedarse allí de pié, inmóvil, contemplando la belleza de aquella fotografía. El viento, el mar y la mujer que amaba sin saberse observada.
Finalmente decidió acercarse y le dijo:
-«Es precioso todo esto ¿verdad?»
Ella giró la cabeza y le miró a los ojos, él se dio cuenta inmediatamente, a través de aquella mirada, que le pedía silencio. ¿Por qué no iba a querer hablar el amor de su vida con él? Se quedó un momento pensativo, mirando al mar, como ella.

Durante unos minutos estuvo viendo las gaviotas pasar, las olas romper en las rocas y el ruido de aquel incesante golpeo que se percibía desde la terraza del hotel. Se centró todavía más en aquel sonido continuado, al poco, solo escuchaba aquellas olas y el ruido se convertía por veces en un susurro, parecía como si alguien le hablase.
Puso un poco más de atención y fue entonces cuando descubrió que realmente los chasquidos de las olas se convertían en susurros y estos, a su vez, en palabras. Al principio casi ininteligibles, pero poco después comenzaron a dar forma a historias imposibles. Fue entonces cuando comprendió la necesidad de aquel silencio.

Todos nos hemos quedado alguna vez pensativos mirando al mar. Quizá algunas veces pensemos realmente pero otras muchas nos dejamos envolver por su enormidad y belleza, por sus susurros y aromas. Nos dejamos de alguna manera embriagar por toda esa mezcla de sensaciones que nos hacen bien. Mucho bien. Esa sensación de bienestar, libertad y muchos otros beneficios físicos, amigo mío, se llama talasoterapia.

Y a un buen grupo de buenas personas nos han convocado en el Talaso Atlántico para probar en nuestras propias carnes serranas los beneficios que aporta el mar en algunas de las diversas opciones que nos ofrece. El circuito marino, tratamientos con algas, pasear junto al mar o la terraza del propio Hotel hacen que la estancia aquí sea diferente, un lugar para descansar y reencontrarse con uno mismo.

Los platos de Javier Fins en el restaurante Faro, también con muchísima presencia del mar en ellos, nos llevan a un punto de modernidad y tradición a partes iguales. Una carta equilibrada y con mucho sabor en todas y cada una de las elaboraciones.

Pasear por primera vez en velero, interactuando como ‘tripulación’ es también una experiencia única y maravillosa. Sensación que anima el cuerpo y calma el alma que de la mano de los expertos de Bluscus se convierte en algo excepcional.

Todo esto te lleva a un estado inimaginable de tu propio ser. Tranquilidad, alegría y sensación de bienestar con uno mismo es algo que se acerca bastante al concepto que podemos tener sobre la felicidad. Es talasoterapia en Talaso Atlántico.

 

 

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