Tenemos claro que el cocido gallego es más que un plato, que una preparación. Es un acto de sociabilidad, de conciliación compartiendo una larga comida y sobremesa rodeado de la gente que te importa. Podemos ir más allá y hacer memoria recordando aquellas matanzas en las que, también con familia y amigos, nos juntábamos como en un misterioso ritual para despiezar, limpiar y adobar las distintas partes del cochino. Recuerdo (no sé muy bien por qué) la vejiga inflada como un balón en el techo de la bodega. Recuerdo ese olor, ese calor que desprende el puerco abierto y colgado del mismo techo que la pelota de piel. Recuerdo correr, jugar y que una matanza significaba una fiesta. No recuerdo muy bien qué se hacía en la cocina, si cocinaban para la merienda-cena partes del lomo o si calentaban una olla con vino caliente con azúcar. No recuerdo o no quiero recordar los chillidos de los cerdos al ser sacrificados (en algo mejoramos las matanzas) o ese olor a pelo quemado mientras los chamuscaban con un manojo de helechos (fentos) secos. Recuerdo que era una fiesta. Una fiesta de la que nos aprovecharíamos todo un año con esos trozos de cerdo guardados en un arcón con sal. Trozos que se seleccionaban, desalaban y junto con un repollo y patatas se hacían las comidas de los domingos. También los chorizos que esperaban durante semanas colgados del techo sobre una pequeña fogata de no sé qué leña (laurel) para ahumarlos. Recuerdo ese olor. Ese humo de laurel entremezclado con el del chorizo.
Recuerdo también en otra casa en la que no se hacía matanza, pero sí se comía cocido el día uno de Enero. Una casa con antepasados lucenses en los que ese cocido de primeros de año se le añadía garbanzos y castañas secas. Ay, las castañas!! ese dulce manjar que en su mezcla con el punto salado del cerdo y la acidez del chorizo conseguirán la perfección del plato. De su sabor. Y no voy a dejar pasar por alto al gran Álvaro Cunqueiro, que de esto sabía un poco, cuando escribía:
«Me he dolido muchas veces de la pérdida que tuvo la coina gallega con la desaparición de las castañas, en parte por tantos castaños como murieron de la enfermedad que llaman de la tinta, en parte porque se fueron imponiendo las patatas, tantas veces isípidas. Pero el que no llevó a la boca una tajada de tocino enfrebado, con hebras con una castaña, tocino bien cocido que se deja aplastar con el tenedor, con las castaña, ese tal perdió uno de los sabores más cabales de la cocina nuestra antigua.»
No habría matanza en esta casa, pero alrededor de este cocido con castañas nos juntábamos igualmente todos los seres queridos y la fiesta continúa.




Sabemos sobradamente que el cocido es más que un plato, pero hay veces que nos despertamos un lunes a las siete de una mañana lluviosa y con más frío del que podemos soportar y no podemos evitar pensar en lo bien que nos vendría en ese mediodía un buen cocido. Lo malo es que los gallegos no sabemos hacer cocidos para pocos comensales así que Torre de Núñez ha reinventado el cocido gallego modificándolo y adaptándolo a una persona (sus envases indican 1-2 personas) Reinventando la cocina tradicional en comida rápida, pensado para esos caprichos en días de poca pausa. Realmente una solución interesante teniendo en cuenta que solo tenemos que hervir el paquete en agua o meterlo en el microondas unos minutos y podremos disfrutar de un cocido express con mucho sabor. El contrapunto se lo llevan los pobres grelos, que al ser una verdura tan delicada una vez cocinada, su presencia en el paquete es casi simbólica. Pero fueron capaces de que el envasado fuese de la suficiente calidad para mantener el sabor de un muy buen plato de cocido.



Hemos probado las dos opciones de calentado y, tanto en microondas como en agua hirviendo, los 5 min recomendados por el fabricante se ajustan a la perfección. No existe diferencia de sabor entre uno y otro, por lo que la opción del microondas es la más rápida y limpia.
Una fantástica opción para disfrutar de un plato de cocido entre semana porque sí, porque apetece y Torre de Núñez nos lo han puesto así de fácil, aunque venga sin castañas.
Emilio Vila. www.cocinaandgo.com
Comentarios
Me gusta mucho el artículo.
Y voy a probar ese cocido, que para una persona sola a veces da pereza