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En ocasiones oigo voces, últimamente con demasiada frecuencia. Será el estar demasiado tiempo en casa o la falta de ejercicio físico pero la verdad es que todas la noches me despierto escuchando esas voces. No son las mismas todos los días y no dicen cosas terribles, al contrario, me comentan sus experiencias en lugares lejanos.
Empieza una voz clara, profunda y que me recuerda a algún programa de televisión. Otra dice que está en Noruega y le apasiona la cocina. «Ongi etorri, aínda que son galega…» me dice la tercera. Me levanto a beber un vaso de agua, aunque la verdad es que me vendría mejor un gin tonic y caigo en la cuenta de que tengo los auriculares puestos. Voy a tener que dejar de escuchar «Comer e Falar» en la cama.
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