Dicen que lo mío tiene cura. Si me centro en la realidad, si dejo de soñar y dejo de imaginarme recreando platos impresionantes en mi cocina, puedo curarme. O también dejando de emocionarme al leer la carta de algún que otro restaurante. Puedo curarme si dejo de tirarme en la alfombra de la habitación de …